domingo, 15 de marzo de 2015


Clase tres y cuatro

Se expusieron los diferentes capítulos del libo la ciudad antigua

Frase célebre: hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía automática: la voluntad.

LIBRO  1

CREENCIAS ENTRE EL ALMA Y LA MUERTE: Esta historia nos remota a la antigüedad donde todo tenía un principio en las creencias religiosas extraídas de la raza indoeuropeas las cuales son adoptadas posteriormente de Roma y Grecia, donde se creía que el cuerpo moría pero que el alma no se apartaba del cuerpo, y que eran puestos en tierra juntamente y estos a la vez eran provistos de bienes y alimentos por parte de sus seres queridos para que tuvieran una futura travesía sin falta de bienes.

En el día del sepulcro hacían celebraciones religiosas, y al difunto que no se le hacían dichas atenciones estaba destinado a pasar por necesidades en dicha vida siendo destinado a vagar y a causar molestias a los vivos 

EL CULTO DE LOS MUERTOS: En estas culturas se hace énfasis en la atención y adoración a los muertos creían que el muerto  pasaba a ser un dios que les otorgaba beneficios o en su defecto les causaba males, según  como se les sirviera a estos dioses llevando seles comida y bebidas como sacrificios.

FUEGO CONSAGRADO: En cada hogar había un altar construido donde siempre rendían culto y había fuego sobre ese altar y las personas se percataban de que siempre estuviera encendido  y el hogar al cual se le apagaba el fuego era considerado indigno todo hombre cuando llegaba a casa antes de llegarse a su esposa e hijos primero se postraba al altar y rendía culto y presentaban ofrendas y este fuego no se alimentaba con cualquier madera si no con la especifica  que señalaban las tradiciones y entre más avivado el fuego más agradado su dios y así les concedía sus favores


RELIGIÓN DOMESTICA: Cada hogar constaba de su propio sacerdote quien era el encargado de  predecir las ceremonias basadas en sus tradiciones, cada hogar por particular era independiente de tener su religión de profesarla, el hombre de la casa era considerado como un dios, y esta cualidad de sacerdote era delegada de generación en generación por eso se veían en la necesidad de procrear o adoptar hijos varones para que continuasen con estas tradiciones y a su vez garantizarle el sustento a sus antepasados y muertos.











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